El huerto escolar permite un contacto directo con la naturaleza y, en particular, con la actividad agraria, fundamental para obtener los alimentos necesarios para la vida. También nos permite desarrollar contenidos de educación ambiental, como poner en práctica la regla de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. Todos debemos intentar reducir el volumen de residuos que generamos, dar una segunda oportunidad a cosas que irían a la basura, o separar nuestra basura en los contenedores correspondientes.
En el huerto intentamos poner en práctica estos consejos tan necesarios para el bienestar de nuestro planeta. Si te das un paseo por el huerto verás objetos que normalmente van a la basura, pero que les hemos dado una segunda oportunidad.
Las maderas de los bancales que pusimos este año en el huerto provienen de bancos que ya estaban deteriorados y han sido cambiados.
Rotuladores huecos que sirven para sujetar los carteles con los nombres de las plantas.
Bricks de bebidas para proteger y sujetar las plantas cuando son pequeñas.
Mallas de frutas para proteger las cerezas de las bandadas de pájaros que vienen a comérselas
Recipientes de plástico, llenos de agua, a los que hemos añadido piedrecitas para que puedan apoyarse los polinizadores, como las abejas, y puedan beber.
Cajas de frutas que sirven para proteger árboles pequeños.
Todos debemos poner nuestro granito de arena para que nuestro planeta sea un lugar más limpio y sostenible.
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